JUAN ANTONIO DÍAZ SÁNCHEZ
(Centro de
Estudios Históricos de Granada y su Reino)
Para mi amiga María,
que es pasajera del tren de los sueños
Las
obras públicas siempre han sido una preocupación latente en la gran mayoría de
los políticos españoles. Así lo entendieron los grandes ministros de los reyes
Borbones durante el s. XVIII, que fueron baluartes de la Ilustración española:
Campomanes, Macanaz, Jovellanos, Floridablanca, etc. Al igual que estos grandes
políticos, así lo entendió don Rafael de Bustos y Castilla-Portugal, Marqués de
Corvera (1807-1894), natural de Huéscar (Granada), llegó a ser Diputado a
Cortes por Murcia durante 26 años y Ministro de Fomento bajo el reinado de
Isabel II.
En
el último tercio del s. XIX, el Ministerio de Fomento y Obras Públicas realizó
un estudio de viabilidad para la unión ferroviaria de Mengíbar (Jaén) y Murcia,
atravesando Lorca y Baza por la llamada ruta del Guadalentín (comarca de los
Vélez). Sin embargo, con la construcción de la línea Guadix-Baza-Lorca, este
posible trazado se vio truncado en favor de los pueblos de la cuenca del
Almanzora, atendiendo a los intereses industriales y mineros que los ingleses
tenían en el Sureste español a finales de siglo. Debemos de tener en cuenta que
el tramo de Lorca a Baza lo construyó la empresa británica “The Great Suthern
Spain Railway Company” y el tramo de Baza a Guadix, “The Granada Railway
Company Limited”.
Cuando
el 16 de diciembre de 1894, se inauguraba la estación de ferrocarril de Baza y
el tren llegó a la ciudad de la Dama en ese frío mediodía de invierno, las
aspiraciones ferroviarias del altiplano granadino de Huéscar comenzaban a
desvanecerse como la niebla se levanta, a media mañana, con los cálidos rayos
del sol. No obstante, no estaba todo perdido. Aunque, como hemos visto
anteriormente, el trazado del ramal Baza-Lorca-Águilas no pasó por el Valle del
Guadalentín, sino que pasó por la cuenca del Almanzora, los habitantes de
Cúllar y de la comarca de Huéscar no se daban por vencidos. Otro proyecto era
posible, con la construcción de una línea que pasara por Baza-Cúllar-Huéscar-La
Puebla de don Fadrique-Caravaca-Calasparra, y, algunos se atrevieron a pedir
que de Calasparra llegara hasta La Encina (Alicante), se cubriría el vacío
ferroviario que quedó existente en el Sureste español.
Don
Luis de Rute, Jefe de Obras Públicas en la provincia de Granada, el 29 de mayo
de 1888, emitió un informe favorable a la construcción de un ferrocarril
secundario “que partiendo de Cúllar de Baza, estación de la proyectada línea
férrea de Murcia a Granada, vaya por Huéscar y Puebla de Don Fadrique a
Caravaca en la provincia de Murcia, y desde allí a Mula, Alcantarilla y Murcia.
Esta línea recorrería 68 kilómetros en nuestra provincia por una de las
regiones más feraces que yace en una completa y lamentable incomunicación”. (Defensor de Granada, 29-V-1888)
El
Ayuntamiento de Cúllar, también quiso apostar por este proyecto, “En una sesión
extraordinaria del Ayuntamiento de Cúllar [4-IX-1904], que contó también con la
presencia del Alcalde de Huéscar D. Carlos Calderón y Calijuela, se plantea la
posibilidad de la construcción de un Ferrocarril secundario que uniría las
ciudades de Calasparra y Baza (…) con una subvención de 1.375 ptas. por Km.”
El
Gobierno de la Nación no podía acometer semejante obra sin contar con una
cofinanciación privada, como fue el caso de la línea Guadix-Baza-Lorca que se
construyó, sobre todo el tramo de Lorca a Baza, gracias a los capitales
británicos. Por consiguiente, los habitantes del norte de la provincia de
Granada llegaron a plantear la construcción de un tranvía eléctrico que uniera
Baza y Huéscar, pasando por las cercanías de Cúllar, por Benamaurel y
Castillejar. (Revista de Obras Públicas,
marzo, 1905). Lamentablemente, esta iniciativa totalmente privada, aunque era
de una envergadura menor, tampoco vio nunca la luz del sol.
El
19 de agosto de 1924, tuvo lugar en el teatro de Huéscar, la celebración de una
“Magna Asamblea de Municipios”, que estuvo presidida por el Sr. Gobernador
Civil de la Provincia de Granada y contó con destacables personalidades de la
política provincial y nacional, del clero, y de la nobleza, como fue el Sr.
Marqués de Corvera. En dicha asamblea se discutió el proyecto ferroviario de
Baza-Calasparra. Cada uno de los intervinientes en la misma, loaron y alabaron
los grandes beneficios económicos y sociales que tenía el mismo. Don Servando
Segura, alcalde de Baza, dijo en su discurso: “El coeficiente de vitalidad de
una nación son el número de sus ferrocarriles, y España ocupa un lugar muy
secundario en Europa en tal sentido. El ferrocarril de Baza a Calasparra no es
ya cuestión de ideal y de conveniencias, sino de honor, y ese es el que tenemos
que defender como un compromiso que signifique amor propio, vergüenza
ciudadana.” A continuación, tomó la
palabra el Sr. Marqués de Corvera: “En España las obras públicas hasta la
entrada del Directorio eran una merced de favor político; hoy son una justicia.
En todas las naciones es de primordial interés las obras públicas, porque ellas
son base de prosperidad y bienestar.”
Espera del Gobernador más que una esperanza, seguridades reales de que se lleve
a cabo el proyecto. Ensalza a Primo de Rivera, que con su bisturí de un buen
gobernante ha sabido extirpar el cáncer que iba corroyendo el cuerpo nacional.
Rvdo. Padre. Don Francisco Martínez, párroco de Santa María la Mayor de
Huéscar, dijo: “La Iglesia, civilizadora, ha colaborado siempre en todos los
progresos humanos y no podía por menos de asociarse a este proyecto”. Don
Marceliano Portillo, alcalde de Huéscar, “…Ofrece que el pueblo de Huéscar
colaborará en el proyecto cediendo los terrenos de secano y 2.000 pesetas por
kilómetro. Ofrece también terreno, hasta una hectárea, para la construcción de
la estación, aún cuando sea en terreno de riego. Hace notar que una de las
causas de la emigración es la falta de comunicaciones en esta región”. En
último lugar, tomó la palabra el Sr. Gobernador Civil, el cual se comprometió a
hacer todo lo que estuviera en su mano para que ese proyecto fuese una sólida
realidad. (Defensor de Granada,
20-VIII-1924)
Al
final, este proyecto no se realizó. La reivindicación del mismo siempre siguió
latente en la población, incluso, con la llegada de la II República, más concretamente
el 24 de octubre de 1931, se constituyó una comisión de vecinos, encabezada por
el concejal cullarense, don Rafael Sarabia Jordán, para que viajara a Madrid a
“…gestionar la construcción del Ferrocarril de Baza a Huéscar, que se gestiona
a iniciativa de la Federación Provincial de Sindicatos Agrícolas.”
Esta
línea de Baza-Calasparra nunca se llegó a construir. Sin lugar a dudas, un gran
atropello contra el sistema de comunicaciones y el desarrollo industrial del
Sureste español. Y por si eso no fue poco, el 31 de diciembre de 1984, el
gobierno de turno cerró la línea Guadix-Baza-Lorca. Con esa deleznable
actuación, condenó totalmente a esta tierra al ostracismo industrial y
ferroviario. Ahora, se está volviendo a debatir la reapertura y reconstrucción
de esta línea. Ahora es la hora de tener “altura de miras” y de que los
políticos de nuestra tierra tomen ejemplo de aquellos que, en su día, lucharon,
defendieron y pelearon el tren para nuestras comarcas; unos lo consiguieron,
otros no. Ojalá y tomen ejemplo del Sr. Marqués de Corvera, cuando fue Ministro
de Fomento a mediados del s. XIX, y doten a su tierra de las infraestructuras
necesarias para que podamos volver a tener un resurgir económico e industrial
como lo tuvo a comienzos del s. XX. Como dijo Julio César, cuando cruzó el
Rubicón, en la Guerra de las Galias: “Alea iacta est”. Por último, queremos
agradecer a don Adrián Castillo Fernández el aporte documental que es el grueso
de este presente artículo.