lunes, 30 de julio de 2012

Juan A. Díaz dice... EL FERROCARRIL EN BAZA

JUSTICIA HISTÓRICA Y COMUNICACIÓN NECESARIA 

Me alegra mucho leer las noticias en los medios de comunicación digitales y periódicos que el tema del ferrocarril de la antigua e histórica línea Guadix-Baza-Lorca ha vuelto a salir a la palestra, está en cima de la mesa y se habla de ello. Es bueno que se hable de ello, que los políticos, nuestros representantes ante el gobierno de la nación y de Europa, hablen de ello. Sin embargo, para poder hablar de este tema es preciso conocer la Historia, sí he escrito la palabra bien, Historia con hache mayúscula, porque el ferrocarril en Baza tiene su propia Historia aquella que definió don Miguel de Unamuno como “intrahistoria”. Sólo se pueden corregir los errores pasados de aquello que se conocen las causas y orígines de los mismos. Por esto, es imprescindible conocer la “Historia de la línea ferroviaria Guadix-Baza-Lorca”, si los políticos y técnicos que en la actualidad tienen la responsabilidad de tomar la importante decisión de si el tren volverá a pasar por Baza o no ha de volver a pasar por esta ciudad tuvieran conocimiento de esa Historia a la que me refiero, no dudarían ni un solo instante en que lo más sensato es que el “corredor ferroviario del Mediterráneo” discurra por la ciudad de Baza como hace más de un siglo fue.

Por consiguiente, amable lector, permítame que realice un sucinto repaso histórico de lo que fue la línea Guadix-Baza-Lorca. En aquel día 26 de marzo de 1885 cuando se inauguraba el tramo que conectaba Serón con Baza y con ello la provincia de Granada en general y el Altiplano granadino en particular quedaba conectado ferroviariamente con el Levante español y con sus puertos, fue un día festivo para todos los ciudadanos de esta tierra. Debemos de tener en cuenta que en el último cuarto del siglo XIX y principios del siglo XX la industria en el Altiplano fue cuando conoció su época de mayor auge. Nos pueden servir de ejemplo los negocios con el esparto que llevaba la familia Macmurray, concretamente don David Macfarlane y Macmurray, en Cúllar; todo lo que supusieron las minas de hierro de Serón y las canteras de la cuenca del Almanzora en la provincia de Almería, y por supuesto, el gran desarrollo económico que supuso la fábrica azucarera “Nuestra Señora de las Mercedes” de Caniles, la cual fue impulsada en 1904 por la Sociedad General Azucarera y el alcalde de la villa de Caniles, don José Felip Santaolalla. Como se puede discernir en estos breves apuntes históricos, el ferrocarril fue el avance técnico que posibilitó todo el desarrollo económico del Altiplano granadino a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, lo cual fue una actividad fundamental para ayudar a paliar la crisis agraria finisecular que por aquellos años sufrió de una forma generalizada Andalucía. 

Con esto podemos llegar a la conclusión de que si el ferrocarril volviera a discurrir por el Altiplano, éste volvería a ser un foco industrial como hace un siglo lo fue cuando la crisis azotaba a toda Andalucía y a España. Si me permiten queridos lectores hacer un símil mitológico, sería como “el ave fénix cuando resurgía de sus cenizas” y en breve alcanzaba su máximo esplendor. La palabra crisis, desgraciadamente en la actualidad, no nos es desconocida sino que estamos saturados de leerla, escucharla y sufrirla diariamente en nuestra vida cotidiana. Con todos estos argumentos históricos queremos exhortar a los políticos a que ni siquiera pongan a debate la reactivación de la línea ferroviaria que discurriese por el Altiplano puesto que ésta sería una gran ayuda para que las empresas se fijaran en estas ricas tierras que componen las comarcas del norte de la provincia de Granada para que fueran su posible foco de explotación, polo industrial y desarrollo, con ello se generarían innumerables beneficios económicos, sociales, de desarrollo que esta tierra tanto anhela y precisa para evitar la despoblación de sus municipios y ciudades, para aumentar la población en los mismos, los servicios, las infraestructuras, los comercios, la sanidad, la educación…

Parece incierto que una máquina tan normalizada y, que actualmente, nos parece tan sencilla como es el tren pueda contribuir a traer a una tierra todo eso que hemos comentado antes, esa reacción en cadena que solamente el progreso económico y la industrialización puede traer a una tierra que tristemente “se ahoga” paulatinamente.

Con el ferrocarril, los gobernantes podrían contribuir al “salvamento de ese ahogo”, de esa decadencia que el altiplano desde que locomotora del tren ya no arrastra los vagones del progreso y desarrollo sufre; y desde el uno de enero de 1985, el absoluto desasosiego al ver esas vetustas traviesas, férreos raíles, estaciones y apeaderos que están en ruinas por el desuso; es lo único que nos queda: el recuerdo y la memoria que, aquí y ahora, queremos evocar. Pero que ese recuerdo queremos que no se quede en el recuerdo, en la memoria, en la evocación, rememoración…, sino que lo que queremos es que ese tren que nuestros abuelos recuerdan como medio de transporte y comunicación vuelva a transportar pasajeros que iban y venían de Granada a Murcia, y esas grandes mercancías industriales que transportaba por las vastas tierras del Altiplano hacia Granada o hacia Murcia y el Levante, por ser este Altiplano una tierra que está a caballo entre la ciudad de la Alhambra y la ciudad del Conde de Floridablanca.

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