Manuel JARAMILLO CERVILLA
Catedrático de Historia.
Miembro fundador del Centro de
Estudios “Pedro Suárez” de Guadix y
Vicepresidente de la Asociación de
Escritores del Altiplano de Granada
Conviene reponer la conexión ferroviaria
entre las tierras de la Andalucía Oriental y las del Levante español. De forma equivocada,
el 31 de diciembre de 1984, el gobierno de Felipe González decidió su supresión,
basándose en la deficitaria
productividad de la línea y en lo innecesario de la misma por cuanto que sus
funciones podrían ser asumidas por la autovía que se proyectaba trazar como eje
vertebrador de Andalucía –la Autovía del
92- , que enlazaría las tierras del noreste de las provincias de Granada
y Almería con las tierras de Murcia, esto es, las altiplanicies granadinas de
Guadix y Baza, y los pueblos almerienses del valle del río Almanzora y de la
comarca de los Vélez, con las poblaciones murcianas de Puerto Lumbreras y
Lorca. Para justificar la medida y acallar las protestas de la población, se
propaló la idea de que, con dicha autovía, se potenciarían las flotas de
camiones de la zona –especialmente la de Albox-, capaces de realizar, con mayor
eficacia que el tren, el transporte de mercancías, por cuanto que éste lo venía
realizando de forma un tanto irregular, entre otras razones, por la apreciable
lejanía de las estaciones ferroviarias respecto a las poblaciones, problema
este último que quedaría solucionado por la capacidad del camión de realizar un
transporte de puerta a puerta.
Las expectativas que el trazado de la Autovía del 92 había despertado no
se cumplieron y pronto se echó de menos el servicio que el antiguo ferrocarril
prestaba, sobre todo, en el transporte de mercancías semipesadas, como son, por
ejemplo, los mármoles de los que es tan rica la zona del Valle Almanzora
(Macael), grabas de canteras, troncos de árboles y transporte de cereales. Se
cayó en la cuenta, entonces, en lo mucho que se había perdido con la supresión
del ferrocarril y la traición realizada a los muchos esfuerzos que las
generaciones pasadas, de los siglos XIX y XX, habían realizado en pos de la instalación de la línea
ferroviaria suprimida.
La
anulación del ferrocarril Guadix-Baza-Lorca en 1984 fue una medida nefasta,
porque condenó a estas comarcas al aislamiento y fomentó el subdesarrollo de
las mismas, al impedir el establecimiento de industrias o dinamizar sus
riquezas agro-ganaderas o de mármoles y mineras. Amén de perder la posibilidad
de disponer, para el transporte de viajeros, trenes de amplio recorrido, como
era el tren-correo Granada-Alicante-Barcelona o el avance que supuso el TER
(Tren Español Rápido), automotor diésel que hizo el servicio diario de
Granada-Valencia desde 1965. Pero mucho más nefasto será su exclusión del
Proyecto del Corredor Ferroviario, porque quedarán marginadas de los grandes
circuitos de las comunicaciones y a continuar “in aeterno” siendo lo que
peyorativamente se ha venido en llamar la “España desconocida”.
No resulta comprensible que Andalucía quede sin comunicación ferroviaria
con las vecinas comunidades del Levante, Murcia y Valencia, las más ricas de
todas las que le son fronterizas. La restitución de su nexo favorecería, en
primer lugar, a las comarcas vecinas del Valle del Almanzora, los Vélez y el
Altiplano de Granada, y la capital de todas ellas, la ciudad de Baza. Recobraría
ésta su estación ferroviaria y se favorecería de los estímulos económicos y
culturales provenientes del Levante. También saldrían beneficiadas las ciudades
de Guadix y de Granada e, incluso las tierras jiennenses de Pozo Alcón y
Quesada, cercanas a Baza. Por el contrario, la exclusión de Baza como jalón del
Proyecto del Corredor Mediterráneo, supondría su aislamiento y la exclusión de las
grandes rutas geopolíticas.
Ya los romanos, cuyo pragmatismo es
incuestionable, vieron la conveniencia de este trazado al hacer discurrir por
la costa las calzadas de la Vía Augusta –o Hercúlea- desde Barcino (Barcelona)
a Cartago Nova (Cartagena), donde continuaría por el
interior inmediato (Campus Espartarius) hasta llegar a Basti (Baza) con un
ramal a Acci (Guadix), para a continuación dirigirse, siguiendo los valles de
los ríos Guadiana Menor y Guadalquivir, hasta Hispalis (Sevilla). A 2000 años
de distancia, sigamos su ejemplo.
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